Develop Your Energy. Sport Perfomance Consultants.

Entrena con tu planificación.
Entrena en base a criterios científicos.
Entrena para llegar a tus límites.
Entrena todavía más para superarlos.
D+E

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9.11.09

Otra dimensión.

Cada día cuenta para alcanzar tu meta. Cada paso es importante para lograr tu objetivo. Cada parte de tu esfuerzo te acerca a vivir esa otra dimensión.

Sigues, sigues, sigues. Te has comprometido con aquello que más te obliga, con aquello a lo que nunca puedes fallar: te has comprometido contigo mismo. Por eso no paras, por eso, después de entrenar, vuelves a entrenar y más tarde, lo vuelves a hacer. Entrenar, esforzarte, entrenar, esforzarte. Ese es tu día a día para no fallarle a lo más importante, no fallarle a tu filosofía de vida. Ese es tu día a día: no descansar en el empeño de alcanzar a aquel que una vez fuiste y después, después superarlo.

El despertador marca la hora que separa el momento de soñar con tus objetivos del momento de ponerte en marcha para alcanzar esas metas. Esa hora en la que repasas tu cuerpo conforme te pones en acción. Esa hora que rompe con la tranquilidad. O quizás ni eso. Porque cuando te introduces en tu mundo de exigencia, el que se describe por el esfuerzo de tus brazos y tus piernas, de cada músculo de tu cuerpo, no hay tregua. Veinticuatro horas enlazan con otras veinticuatro más. Y así un amanecer tras otro.

Al levantarte, al contactar con el suelo, dejas atrás el lugar donde recuperas energías. Lo haces para seguir recorriendo tu camino. Y es que en ese camino que te empuja hacia tu siguiente pequeño reto, ese de completar otra sesión marcada, ese de cumplir con tus pulsaciones, ese que tu planificación ha considerado adecuado para dar otro paso adelante, en ese camino no existe la pausa ni en tu imaginación.

Cuando finalizas la lucha diaria contigo mismo, tu mente ya comienza a visualizar la siguiente guerra. Batallas que libras contigo mismo para saber dónde están tus límites, para después, superarlos, sabiendo que el gran día lo merece todo. Batallas entre la parte de ti, que fatigada, dolorida, cansada, te pide descanso y la parte de ti que siempre quiere más, que siempre considera que no hay suficiente, que siempre pide máxima exigencia y más lucha y más perfección en lo que te define.

Porque eso es lo que quieres, la perfección. Llegar a meta sabiendo que has sido el mejor “tú mismo”. El mejor que has conocido, que has sentido, que has vivido.

Lo das todo para cruzar ese momento. Todo para alcanzar por primera o por enésima vez esa experiencia. La de llegar a meta. ¡Qué momento!. ¡Qué imagen!. ¡Qué sensación!. ¡Qué escalofrío!. ¡Qué recuerdo!. Tan intenso que lo puedes volver a sentir siempre que lo quieras reproducir en tu película mental. Esa en la que los buenos momentos tienen un rincón especial que los protege de ser borrados para que de esa forma, estando siempre presentes, te sigan empujando a querer más.

Pero no te vale con la memoria de lo que viviste. Por eso quieres renovar ese instante final. Quieres de nuevo esa sensación indescriptible donde alegría, esfuerzo, dolor, energía, poder, ilusión y sueños se mezclan en un cocktail que te lleva a otra dimensión. La dimensión de los que quieren y pueden. La dimensión de los que luchan por sus sueños hasta conseguirlos. La otra dimensión, el Ironman, tu dimensión.


Llegas a meta. Eres Finisher. Eres Ironman.