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21.11.09

Dos hidrógenos y oxígeno.

Litros y litros. Una vez que arranca el Ironman, a las siete de la mañana, así se podría resumir lo que cada triatleta vive durante las horas que separan la línea de salida, de la mágica llegada con la voz del “speaker” gritando tu tiempo, tu dorsal, tu nombre.

Curiosamente todos esos litros tienen una característica común. Todos los miles que hacen posible que más de mil almas comiencen a dar brazadas durante 3,8km, todos los miles que se van evaporando de la piel durante los 180km de pedaladas, todos los miles que cada poro elimina mientras se van descontando kilómetros a la maratón que conduce a meta, todos esos miles, son de agua.

El elemento que hace posible la vida en la Tierra, ese que se busca en Marte y en distintos puntos del Sistema Solar, ese que se descifra por la fórmula del H2O, ese, también hace posible el Ironman, también posibilita que cada finisher se cuelgue su medalla.

El organismo humano es básicamente agua. Aproximadamente el 66% del peso corporal es H2O, pero algunas partes del mismo contienen un porcentaje mayor como es el caso del cerebro (>80%) o la musculatura (>70%) mientras otras zonas acumulan menor porcentaje, como el tejido graso (<25%).

En función de la cantidad de agua que tiene un tejido podemos saber la dependencia de éste sobre el líquido elemento para funcionar correctamente. Por ello, la hidratación durante el proceso de entrenamiento y la competición de cualquier aspirante a llegar antes de las 17h a la línea de meta, es una cuestión esencial que se ha de cuidar al máximo.

En torno a 450-650 litros de H2O puede ingerir un triatleta durante los meses de preparación antes del Gran Día. Y es que, la musculatura depende en gran medida de ella para funcionar correctamente. Además, como quedó apuntado, el cerebro, para su correcto equilibrio y con ello la coordinación de los millones de acciones voluntarias e involuntarias que el organismo requiere para mantenerse con vida, también está condicionado por la cantidad de agua que contiene.

Uno de los más prestigiosos entrenadores del mundo del Iroman, Joe Friel afirma que en el triatlón, la nutrición es tras la natación, el ciclismo y la carrera a pie, el cuarto sector. Dentro de ella, la hidratación es “the key” (la clave). Cuando el esfuerzo físico aumenta, las reacciones químicas a través de las que se obtiene energía para la contracción y relajación muscular, producen calor. Ese calor ha de ser eliminado del interior del cuerpo para que éste siga funcionando correctamente. La forma de expulsarlo es a través del agua (en forma de sudor) que a través de los poros, se lleva al exterior.

Pues bien, esa pérdida constante de agua requiere ineludiblemente de una reposición constante para mantener el equilibrio entre deshidratación y rehidratación. Esta cuestión ineludible hace que en los entrenamientos más específicos de la planificación del triatleta, una parte que debe estar también entrenada sea la forma de hidratarse, el protocolo de ingesta de líquidos, qué concentración de ellos se mezcla con las sales minerales y con los azúcares y qué sabores y temperaturas son las más aconsejables en cada momento.

Albert Einstein formuló la Teoría de la Relatividad. Afirmaba que todo en el Universo es energía, una idea que revolucionó el conocimiento científico. Pues bien, de toda esa energía que conforma nuestro día a día, la que concluye con la fórmula del agua es de la que más dependemos para vivir. Por consiguiente, es de la que más dependemos para llegar a hacer realidad el Gran Reto del Ironman.



Hidratación bien programada, meta más próxima. (Foto: www.ironmanaustria.com).