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14.8.09

El punto de calidad.

Seguro que has estado allí. Seguro que durante unas horas has atravesado el mismo camino que ahora vas a poder leer. Seguro que por tu cabeza han pasado los pensamientos que se encadenan durante los últimos 42 kilómetros del Ironman.

Posiblemente el lugar de mayor dureza, el que supone más exigencia física y mental antes de cruzar la meta. La maratón, una prueba que por sí sola ya supone un gran reto, está colocada como parte final para culminar los 3800m a nado y los 180km sobre la bicicleta recorridos previamente.

Son instantes en los que la fatiga alcanza cotas máximas. Las reservas de glucógeno (la energía de mayor calidad) están bajo mínimos en las fibras musculares. Las articulaciones, músculos, tendones y ligamentos comienzan a dar señales del desgaste al que han sido sometidos movimiento tras movimiento. El agua que se reparte por todo el organismo, el requisito esencial, ha descendido durante las horas previas aunque el protocolo de hidratación se haya seguido con rigurosidad germana. Estás cerca de la “línea roja”.

Es el momento de poner sobre las zapatillas el punto de calidad. La posibilidad de marcar la diferencia entre finalizar la maratón del Ironman al ritmo deseado o verte obligado a reducir la velocidad drásticamente. La clave, llegado ese momento, estará en las series. Sí, ese tipo de entrenamiento, también denominado de intervalos o repeticiones que ha de salpicar la planificación de un triatleta o maratoniano que quiere llegar a su máximo rendimiento.

De los dos tipos principales de fibras musculares, las ST (fibras lentas) y las FT (fibras rápidas), durante un Ironman las primeras son las protagonistas principales, ya que por sus características fisiológicas se amoldan a la perfección para mantener esfuerzos de larga duración y bajas o medias intensidades. Pero hacer que sean capaces de adaptarse positivamente y responder ante los estímulos más intensos que suponen los entrenamientos seriados marca la diferencia de calidad final en la última parte del Ironman.

Y es que, debido a la gran demanda energética y estructural que suponen las tres distancias encadenadas, las fibras ST pueden llegar a su límite de no haber pasado por sesiones en las que la intensidad del entrenamiento sea mayor que la propia de rodajes largos. Por ese motivo, introducir series durante toda la preparación, aumenta las posibilidades de mantener un óptimo funcionamiento durante más tiempo, gracias a la “fortaleza extra”, al punto de calidad añadido, que las series proporcionan.

Además, con el trabajo seriado, las fibras FT también son estimuladas, pudiendo colaborar con las ST cuando estas últimas llegan a situaciones de fatiga extrema, consiguiéndose así otro beneficio añadido que prolonga la capacidad para mantener durante más tiempo la intensidad deseada.

En resumen, durante toda la planificación, mayoría de entrenamientos con intensidades bajas y medias: sí. Pero siempre teniendo en cuenta que añadir un estímulo de mayor exigencia a través de series, beneficia a la totalidad de la musculatura (fibras ST y FT) para que los últimos kilómetros antes de cruzar la deseada línea de meta, sean los mejores posible, dentro del margen que supone la situación límite a la que te conduce el Ironman. Un precio a pagar que siempre te devuelve con creces lo que tú has invertido.

Series, un entrenamiento necesario. Series, un entrenamiento exigente. Series, para disfrutar hasta el último paso.