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29.7.09

Setenta y siete años "joven".

En inglés, la forma de decir la edad de cualquier individuo es bien conocida. Por ejemplo: 77 years old. Pero hubo un momento en Hawai en que esa frase cambió. Era el instante previo a que Bob Scott entrase en meta marcando un tiempo de 14h49’48’’. En esos metros finales, el speaker de la prueba más importante del mundo del triatlón, se refirió al triatleta diciendo: “Bob Scott, 77 years young”.

Y es que el experto Bob, dentro del grupo de edad de 77-79 años, estaba a punto de volver a ser primero en esa clasificación, repitiendo el éxito que años atrás había cosechado ya en Kona.

Pero la historia de Mr. Scott no es la única. Finishers en todo el Mundo cruzan la meta con más de 60 años, una edad que, a priori, parecería excesiva para afrontar sin interrupción un esfuerzo de 3800 metros a nado continuados por 180 kilómetros sobre la bicicleta y finalizados con una maratón.

Sin embargo, la edad juega a su favor en algunos sentidos. Uno de ellos está relacionado con las fibras que componen la musculatura. De ellas, las dos principales, las lentas (también llamadas ST) y las rápidas (también denominadas FT) tienen características muy distintas, lo que hace que participen de forma prioritaria en un tipo de esfuerzos u otro.

En actividades de larga duración en las que la intensidad se mantiene en niveles bajos o medios (como por ejemplo en el Ironman, el ciclismo de carretera, las maratones o cualquier entrenamiento que cumpla ambas condiciones) las ST son las encargadas de intervenir de forma principal dado que son capaces de producir energía durante largos periodos de tiempo.

Sin embargo, en actividades de corta duración en las que la intensidad es elevada y/o máxima (como por ejemplo en todas aquellas pruebas típicas de la velocidad, de los saltos o de los lanzamientos), son las FT las protagonistas que aseguran esos movimientos rápidos.

La ventaja conforme avanza la edad del individuo es que las primeras (ST) son las que más participan en cualquier tipo de movimiento. Unido a ello, las segundas, las FT, a lo largo de los años, van pasando a tener más características propias de las fibras lentas, lo que supone un motivo más para que los deportes de resistencia sean los que mejor se adaptan a personas de edad avanzada.

El entrenamiento principal (que no el único) que cualquier triatleta que afronta el Ironman debe realizar está destinado a mejorar las fibras de contracción lenta de manera que a lo largo de los meses de preparación éstas sean capaces de rendir a un mayor nivel con un menor índice de fatiga.

A ello se destinan la mayor parte de las horas de entrenamiento de cualquier futuro Finisher. Resistir, resistir y resistir. Ahí está la clave. Y para ello, trabajar las ST es el punto de máxima atención. También para el veterano Bob Scott, que sabe lo que es preparase duramente para el Ironman y que afirma que para él esta prueba y todo lo que la rodea se resume en tres palabras: “salud, buen estado físico y diversión”. Está claro que Bob, de setenta y siete años, es un gran deportista que además tiene la mentalidad de un joven. En definitiva: Mr. Scott demuestra ser “77 years young”.



Bob Scott recibiendo su trofeo tras el Ironman de Hawai 2008. (Foto: www.ironman.com).