Pero lo cierto es que, no importa si el triatleta es de nivel profesional o pertenece a grupos de edad, no importa si ha entrenado 10, 20 o 30 horas a la semana. En los triatlones de larga distancia, nada está garantizado.
Y es que, la prueba lleva tan al límite al organismo que un pequeño detalle puede cambiar el rumbo de los acontecimientos en unos pocos minutos.
Esto sucedió en el IM de Suiza, donde un deportista D+E, tras una buena natación y una primera vuelta en el sector de ciclismo a un ritmo fantástico, perdió la consciencia. El equipo médico de la prueba intervino buscando los motivos del desfallecimiento. Posteriormente se descartó cualquier problema grave de salud, pero los acontecimientos aconsejaban no continuar en la competición.
Por su parte, en el Challenge de Roth, Ramón Martín que participaba este fin de semana en una de las pruebas míticas de la larga distancia en Europa, tuvo un día favorable, recibiendo lo que había ido a buscar: cruzó la meta en 9h40'. Extraordinario.
Ambos siguieron un camino similar. Ambos merecían alcanzar la meta. Sin embargo, la prueba los trató de forma diferente. Y a eso, todo el que sueña con ser Finisher está expuesto.
Chrissie Wellington, doble vencedora en el IM Hawai (2007 y 2008) pulverizó el récord femenino del recorrido, parando el cronómetro en 8h31'59''. En Octubre, en Kona, su reinado parece que tendrá continuidad... si el Ironman se lo permite. (Foto: Challenge Roth).